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FRANZ

LA PIEDRA DE LA LOCURA

LA PIEDRA DE LA LOCURA

 

La locura es definida en cada cultura de forma particularizada de acuerdo a las circunstancias y las ideas hegemónicas de cada época histórica, y ese funcionamiento “anómalo” de la mente ha estado durante siglos envuelto en el misterio y tratado de forma distinta.

 

La primera concepción de la locura es demoníaca, respondiendo a las creencias de que su causa era debida a posesiones de demonios o por el control de los dioses y/o divinidades sobre el cuerpo/mente de los mortales. La locura era un castigo, una manipulación, una venganza de las entidades no-humanas sobre los humanos. Aquí, las personas eran víctimas inocentes de fuerzas y motivaciones ajenas sobre las que no se tenía control alguno. La epilepsia, sin embargo, fue considerada como la “enfermedad divina o sagrada” pues se presumía que era producto de un encantamiento posesivo positivo de algunos/as dioses/as.

 

Se han encontrado cráneos humanos con trepanaciones realizadas de épocas neolíticas con al menos diez mil años, efectuadas para  facilitar la expulsión de supuestos espíritus malignos que se habían adueñado del enfermo y eran causa de su comportamiento anormal. En algunos de estos cráneos las perforaciones se encuentras cerradas y calcificadas, lo que demuestra que había algunos pacientes que lograban sobrevivir a la operación.

 

La primera gran aportación sobre las enfermedades mentales se debe a Hipócrates (460-370 a.C.), y más tarde Galeno (120-199 d.C) que las relacionaron con el cuerpo y no con el alma, describiendo enfermedades con acierto, como la paranoia, la epilepsia, la manía, las fobias, la histeria, y el delirio.                                 .  
 
Mientras la medicina árabe experimentaba un florecimiento espectacular a lo largo de la época medieval, y ya en el año 792 se fundaba en Bagdad el primer hospital psiquiátrico de la historia y se trataba a los enfermos mentales con el máximo cuidado y respeto, sometiéndoles a tratamientos con música, ejercicio, y relajación, en el mundo cristiano, la locura fue conceptualizada como sinónimo de pecado, defecto moral, o como asunto que el ser humano se provocaba a sí mismo cuando caía en alguna forma de degeneración religiosa (fuera por ateísmo, blasfemia, o exceso de religiosidad mal comprendida) o por falta de virtudes (definidas de acuerdo a cada sociedad y época).

 

Una variación histórica aguda de esta visión del pecado hizo su clímax cuando ya en  la Edad Media, se consideró la locura como producto de los pactos con el diablo y como efecto de la confirmación de la brujería, la cual ubicaba a la persona loca como alguien controlado por las fuerzas del mal. En esa época, en Europa, la Iglesia excluyó la psiquiatría de la medicina, y pasó a denominarse demonología, tratando a los enfermos mentales como seres endemoniados a los que había que castigar para purificar sus almas.

 

De la experiencia del médico griego Claudio Galeno que muestra que la apertura del cerebro no siempre conlleva a la muerte, se deriva también la idea, de que "la piedra maligna de la epilepsia" podía ser operada. Ya hacia el año 900, el médico persa Rhazes denuncia lo siguiente: "Algunos de los curanderos milagrosos afirman sanar la epilepsia y hacen una abertura en forma de cruz en la parte posterior de la cabeza y simulan extraer algo ¡que ya tenían anteriormente en la mano...!"

 

De esa creencia sin fundamento, de que en el cerebro  se creaban depósitos minerales que convertidos en piedras causaban tumores que producían la demencia y otras enfermedades, surgió el mito de la piedra de la locura, y con ello los "sanadores de hernias y sacadores de piedras" del gremio de los sangradores y barberos , así como, curanderos, charlatanes, ilusionistas y falsos cirujanos de toda Europa , que recorrieron los mercados y plazas públicas de pueblos y ciudades, en donde por unas monedas extraían la piedra de la locura a aquellos afectados  creyentes en esa superstición y que consideraban la operación como un mal menor frente al duro castigo al que se enfrentaban a causa de su estado mental.

 

Mediante cirugía y cortes con  bisturí se intervenía para “extraer” esa piedra, que en realidad no era más que una triquiñuela, en la que mediante parafernalia y discursos falsos atraía a las gentes que observaban como se sacaba la piedra que supuestamente estaba en el cerebro  del intervenido y que solo era la que el presunto cirujano llevaba oculta en su mano, mezclada con la sangre de la incisión, y que era exhibida para asombro y admiración general.

 

Como la herida se podía infectar, provocando la muerte del paciente, o podía sobrevivir, con su locura intacta, porque el remedio era ineficaz, el “extractor” para evitar represalias no perdía tiempo en huir lejos, con el dinero en el bolsillo y en rumbo desconocido.

 

Sobre esa práctica, el pintor holandés El Bosco pintó, entre 1475 y 1480, el cuadro La extracción de la piedra de la locura , en la imagen,  incluido en un conjunto de grabados satíricos y burlescos que por entonces se realizaban en los Países Bajos y que actualmente se encuentra expuesto en el Museo del Prado, Madrid.

 

En la obra aparece un falso médico que lleva un  embudo en la cabeza (símbolo de comportamiento extraño), el caballero mayor y grueso está extrayendo un tulipán, su bolsa esta prendida con un puñal que simboliza robo con engaño,  la monja lleva sobre la cabeza un libro cerrado, como símbolo del saber encerrado en las bibliotecas de monasterios cerradas a los seglares, o quizás signifique un libro mágico de formulas cabalísticas para hacer conjuros, el fraile sostiene una jarra de vino, una posible acusación a aquellos  religiosos que producían vino y cerveza que probaban con largueza los productos que elaboraban. La leyenda que aparece escrita en el cuadro traducida dice: “Maestro, extráigame la piedra, mi nombre es Lubber Das. (Lubber Das era un personaje holandés que representaba la estupidez).

 

Referencia:Breve historia de la locura –Roy Turner- Fondo de Cultura Económica / http: lananeva.wordpress.com

2 comentarios

Fugaz -

Otra vez con la Iglesia hemos topado. Que facilidad tenían y siguen teniendo en condenar todo aquello que se les escapa de las manos.
Y que bárbaros todos los que aprovechando la ignorancia y la locura se dedicaban a abrir cráneos, como aquel que casca una nuez.
Veo que sólo los árabes se salvan de la barbarie.
Muy interesante tu estudio de la piedra.

Fugaz -

Otra vez con la Iglesia hemos topado. Que facilidad tenían y siguen teniendo en condenar todo aquello que se les escapa de las manos.
Y que bárbaros todos los que aprovechando la ignorancia y la locura se dedicaban a abrir cráneos, como aquel que casca una nuez.
Veo que sólo los árabes se salvan de la barbarie.
Interesante tu estudio de la piedra.