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FRANZ

LA BICICLETA

LA BICICLETA

En 1645, el francés Jean Théson rodó en la localidad de Fointeneblau con un armatoste que el mismo impulsaba con los pies. Posteriormente, en vísperas de la Revolución Francesa, M. Blanchard y M. Masurier construyeron un vehículo plenamente reconocible como tal, y que recibió el nombre de velocípedos o pies ligeros. A los reyes de Francia, Luis XVI y María Antonieta, les gustó tanto la idea que patrocinaron el invento, animando a sus impulsores a seguir adelante.

 

Pero toda aquella familia de locos cacharros del siglo XVIII no merece todavía en nombre de bicicleta, ya que solía contar con más de dos ruedas.

 

La verdadera bicicleta aparecería en el siglo XIX. Así, en 1818, el barón Karl Von Drais ingenió una máquina de correr que se patentó con el nombre de velocípède y que la gente conoció bajo el popular nombre de draisiana. El estrambótico aristócrata se había inspirado en el invento llamado celecífero del conde de Sivrac, quien en 1790 se había montado sobre un artilugio con ruedas y se había lanzado a horcajadas sobre semejante máquina cuesta abajo, para risa popular y escándalo de la nobleza. Tanto las draisianas como el celecífero, se impulsaban con los pies, ya que no se había inventado la cadena de transmisión.

 

La aparición del velocípedo en las calles de París, mediado el siglo XIX, provocó curiosidad y cierto escándalo. Fue un obrero parisino llamado Lallement quien se atrevió primero que nadie a circular a bordo del artilugio por las avenidas de la capital. Este valiente ciclista no tardó en ser descabalgado de su novedoso vehículo por la chiquillería que no dudó en apedrearle. Además, la policía lo detuvo luego por escándalo público.

 

La primera bicicleta que contó con cadena de transmisión fue la fabricada por James Slater, en 1864. Años después, en 1870, James Starley introdujo la importante novedad de dotar a las ruedas de radios de alambre. Fue este mismo personaje, quien inventó la bicicleta para el uso de las mujeres, en 1874: un vehículo con un solo pedal y que se maniobraba de costado. El propósito era evitar que las damas tuvieran que enseñar las piernas, con lo que se acallaban las voces críticas que se habían lanzado en contra de un vehículo, que según ellos atentaba a la moral pública de manera peligrosa.

 

Aunque la draisiana había estado equipada con dirección giratoria, ésta no era un verdadero manillar. El manillar fue inventado en 1817,  y los pedales en 1839. La primera bicicleta completa empezó a rodar en 1840. Era la del inglés Kirkpatrik MacMillan. Y casi medio siglo después, otro inglés, Jhon Starley Kemp, construyó la que llamó rover safety. Kemp fue el padre de la industria de la bicicleta. En 1885 había creado la bicicleta rover, rápida, cómoda, de fácil manejo. Era ya la bicicleta moderna, con sus dos ruedas del mismo tamaño, transmisión de cadena y engranaje, pedales, bielas, cuadro romboidal y conducción directa con horquilla inclinada. Con el invento el neumático en 1888, la bicicleta se convertiría en un popular elemento de locomoción.

 

Sobre la bicicleta , dice la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana conocida como «el Espasa», en su edición de principios del siglo XX:

 

Modo de montar en bicicleta y de conservar la máquina.

 

Es preciso, ante todo, que el que monta no tenga miedo a las caídas. Es además conveniente que los brazos no estén rígidos. Hay varios sistemas de montar; los más usados con­sisten en servirse del pedal, o mejor montar teniendo la má­quina entre las piernas. Para apearse, lo más cómodo es ha­cerlo por el pedal; algunos lo hacen por detrás y también apoyando el pie en una acera próxima. El eje del pedal ha de estar al tercio de la longitud de la planta del pie a contar desde los dedos. Al mover los pedales conviene que la punta del pie se halle dirigida un poco hacia abajo. Para soste­nerse, si la máquina se inclina hacia un lado, basta girar el manillar de modo que la máquina tienda a desviarse hacia el mismo lado...

 

...Cuando se emprende una excursión en bicicleta es ne­cesario llevar consigo un farol, una bomba, un neumático, una camisa de dormir (de seda), medias y pañuelos, una camiseta, un revólver y un mapa. Es práctico llevar varios botones y el dinero y el reloj en un cinturón, al cual irá sujeto la pistola o el revólver.

 

En las carreras modernas el ciclista va precedido de una motocicleta, alcanzándose así velocidades mucho mayores. El efecto de los entrenadores es cortar el aire y producir una aspiración del mismo delante del ciclista, aparte de evitar a éste la fatiga cerebral que exige el cuidar de conservar la velocidad lo más constante posible, en cuyas condiciones el trabajo realizado en un tiempo dado es mínimo. Distínguense los corredores en dos clases, los sprinters y los stayers. Los primeros tienden a alcanzar la mayor velocidad, los segundos a hacer el mayor recorrido. A los últimos se les llama tam­bién de fondo.

 

Higiene de la bicicleta.

 

Según el médico inglés Herschell, el ejercicio de montar en bicicleta hecho con moderación es saludable, pero sin ella es muy peligroso. Es indispensable una máquina bien cons­truida, el sillín debe ser cómodo para evitar irritaciones (prostatitis): el manillar no ha de ser muy bajo, debiendo estar el ciclista casi vertical, para lo cual las manecillas y el sillín se disponen generalmente a igual altura. El desarrollo no debe ser excesivo; 6 m en terreno plano y 5 en montañoso, pueden considerarse como límites, que para señoras deben disminuirse en un 20 por 100. El piñón libre es recomendable siempre que se lleve freno.

 

La bicicleta es de utilidad para los enfermos que necesitan actividad en la respiración, debiendo practicarse el ejercicio en el campo. Es también saludable para los nerviosos en las mismas condiciones. Practicado sin moderación el ejercicio de la bicicleta es de los más funestos. Los cansancios repetidos ocasionan hipertrofia y otras enfermedades del corazón, dándose el caso de que algu­nos de los más afamados corredores se han visto libres del servicio militar por esta causa. Un afecto del pulmón puede ser origen de hemorragias. Cuando existe enfisema debe pros­cribirse la bicicleta por la dificultad en la respiración. Cuando los riñones no funcionan bien, el uso de la bicicleta puede ocasionar accidentes.

 

Es saludable a los neurasténicos, cuan­do se practica su ejercicio en el campo. En todos los casos conviene que el que se dedica a este ejercicio consulte a un médico sobre la conveniencia del mismo. Debe considerarse como un ejercicio penoso y sumamente perjudicial el montar un triciclo destinado al transporte de objetos, sobre todo por gente joven. En algunos sitios está prohibido.

 

El ciclista debe tomar alimentos de digestión fácil, evitar el uso del alcohol, tomando mejor caldo como estimulante, mezclado con extrac­to de carne. Cuando existe cansancio excesivo o agotamiento, el mejor remedio es el reposo tranquilo, como la siesta. En las motocicletas el vestido debe ser grueso aun en verano, bien ajustado, de paño, y deben protegerse los ojos con len­tes. No deben recorrerse más de 150 kilómetros por día en terreno, ni a más velocidad de 15 km. por hora.

 

Referencia: Historia de las Cosas- Pancracio Celdrán-Ediciones del Prado/ Historias de la Historia –Segunda serie –Editorial Planeta-Agostini

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