EL AJO Y EL CHANDAL
El latín allium -de dónde viene nuestro ajo- procede de una palabra celta que significa “caliente”. No en vano el padre de la medicina, Hipócrates, clasificó al ajo entre los sudoríficos y dijo de él que era “caliente, laxante y diurético”.
Originario del Asia central, fueron los cruzados quienes difundieron el ajo por la Europa medieval, donde se le atribuyeron innumerables virtudes salutíferas, que hacían de él un remedio muy eficaz contra la peste, las posesiones demoníacas y muchas otras dolencias. De hecho, llegó a considerarse al ajo poco menos que una especie de panacea, como bien demuestra el dicho popular según el cual “ el ajo es la triaca (1) del villano”.
(1) La triaca o teriaca era un preparado polifármaco compuesto por varios ingredientes distintos (en ocasiones más de 70) de origen vegetal, mineral o animal, incluyendo opio y en ocasiones carne de víbora. Se usó desde el siglo III a.C., originalmente como antídoto contra venenos, incluyendo los derivados de mordeduras de animales, y posteriormente se utilizó también como medicamento contra numerosas enfermedades, siendo considerado una “panacea universal”, ese mítico medicamento capaz de curar todas las enfermedades e incluso prolongar indefinidamente la vida. Se popularizó en la Edad Media, y durante muchos siglos se empleó con variaciones en su formulación, registrándose en las principales farmacopeas de la época hasta que perdió auge en los siglos XVIII y XIX.
Para más información sobre el ajo os remito al curioso artículo “Una picante historia” de este mismo blog, y que podéis leer en http://batiburrillo.blogia.com/2008/101401-una-picante-historia.php
Independientemente de sus propiedades medicinales profilácticas y curativas, el uso del ajo como condimento ha sido característico de la cocina mediterránea y muy especialmente de la española. Buena prueba de ello son los nombres de guisos tan nuestros como el ajoblanco (con ajo, aceite, miga de pan, vinagre y agua o leche de almendras) o el bacalao al ajoarriero (con ajo, aceite, pimiento, cebolla y pimentón).
Pero por encima de todos, la salsa que algunos historiadores consideran como el monumento culinario más antiguo del mundo, está preparada con ajo y aceite ya por los egipcios, quienes lo dejaron en herencia a los romanos -el morterum de Virgilio- y en España se menciona ya desde el siglo X, con los nombres de ajolio y ajiaceite. Con la xanfaina, el sofregit y la picada, es una de las cuatro salsas básicas de la cocina catalana y precisamente del catalán all i oli (literalmente “ajo y aceite”) procede el nombre allioli, que en los dos últimos siglos se ha utilizado en la cocina española para el tradicional ajiaceite.
Como en todos los mercados del mundo, también en el Marché des Halles de París los vendedores tenían por costumbre proclamar su mercancía voz en grito y con un característico lenguaje apocopado. Así, acortando la palabra marchand (vendedor) a chand, era habitual oír gritar “Chand d’habits! chand d’habits!” a los vendedores de ropa: “Chand d’ail! Chand d’ail!” a los vendedores de ajos. Y precisamente ese nombre, chandail, se dio en el lenguaje popular a los gruesos jerséis de punto que llevaban los vendedores del mercado. Castellanizada a chándal, esta palabra se usa entre nosotros para designar un conjunto de jersey o cazadora y pantalón de punto de hechura holgada y muy cómodo para (teóricamente) hacer ejercicio.
Referencia: Wikipedia / Parentescos insólitos del lenguaje- Fernando A. Navarro-Ediciones del Prado-2002
6 comentarios
jemana -
Saludos
matias -
Jemaba -
Saludos.
matias -
Jemaba -
matias -