PITÁGORAS Y LAS HABAS
A finales del siglo VI a.C., dos importantes colonias griegas situadas en la actual Sicilia, Siracusa y Agrigento se declararon la guerra. Pitágoras y sus discípulos se comprometieron heroicamente con la causa de los agrigentinos; pero como suele ocurrir siempre que los filósofos se meten en camisa de once varas, los pitagóricos eligieron el bando equivocado, y al cabo de unas cuantas escaramuzas, las tropas de los siracusanos alcanzaban la victoria y perseguían a muerte a los últimos resistentes.
Ante la perspectiva de caer en manos enemigas, Pitágoras y los suyos recobraron la sensatez e hicieron aquello que la inteligencia recomienda en estos casos: correr como locos. Pero mire usted por donde, en su huída se toparon con un bancal de habas. Pitágoras detuvo su carrera y recuperó la compostura; y se negó a pisar las habas. Su discípulos , que conocían las manías de su maestro con las habas, pensaron que no era el momento de discutir el asunto, así que continuaron con su carrera y dejaron a su maestro a merced de las ansias de sangre de los vencedores, cuyo aliento notaban ya en sus cogotes. Instantes después, un soldado muy cumplidor lo agarró de los pelos y lo degolló como a un cochino, sin saber que se había llevado por delante a uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos.
Ocurría que Pitágoras sostenía que las habas contenían mucho aire y que eso demostraba que tenían vida, y, por eso, si se comía un puñadito de habas, enseguida el vientre se llenaba de gases, porque las almas que contenían esas verduras pugnaban por salir al Cosmos en forma de ventosidades cantarinas. En consecuencia tomó la decisión de declararlas sagradas y prohibió su ingestión.
Desde luego las habas son flatulentas; así que no es extraño que Pitágoras las prohibiera, sobre todo si tenemos en cuenta que vivía con sus discípulos en comunidad y dormían todos en el mismo cuarto. En estos casos lo mejor es sincerarse y Pitágoras hubiera debido explicar a los suyos lo de las pedorretas; seguro que sus seguidores lo hubieran comprendido. Pero le dio por ponerse trascendente y eso lo perdió.
Referencia: “La leyenda dorada de la filosofía” -Francisco Jiménez Gracia
2 comentarios
jemaba -
La hitoria de Pitágoras es un estracto del libro "la leyenda dorada de la Filosofía" del escritor y profesor de filosofía , Francisco Giménez Gracia, que refiriéndose a Pitágoras, empieza diciendo " Según cuenta Hermipo, a finales del siglo VI a.C. Siracusa declaró la guerra a los habitantes de Agrigento....".
Como sólo soy recopilador y no investigador, me creo al tal Giménez,salvo prueba en contrario, en cuyo caso solo habré cometido pecado venial, y por tanto perdonable.
Nina de Papuza -