El Anís del Mono
Los hermanos Josep y Vicenç Bosch i Grau, notario y abogado, respectivamente, fueron los fundadores de una industria de licores el año 1865 en Badalona, que en 1877 ya ganó el Gran Premio de la Exposición de Madrid, y más adelante en París y Chicago, conviviéndose en una bebida de renombre internacional.
Hay muchas versiones sobre el origen de la singular botella y el mono de la etiqueta del famoso Anís del Mono. Dicen que la familia Bosch, entre otras actividades, tenía barcos mercantes para comerciar con ultramar. DE uno de estos viajes a America se trajeron un simio como obsequio, y este vivió en la destilería y se hizo muy popular, hasta llegar a conocerse como la fábrica “del mono”.
Hay quien dice que el señor Bosch era un hombre progresista, partidario de las teorías darwinistas sobre la evolución de las especies, en aquellos tiempos casi prohibidas, y que su forma de contribuir a su difusión fue la incorporación de un primate con la cara humanizada en la marca de su anís. Prueba de eso sería la inscripción que lleva el animal en la mano: “Es el mejor. La ciencia lo dijo y yo no miento”. Justamente, durante aquellos años se debatía la controversia científica del libro de Darwin “El origen de las especies”. También se dice que la cara del mono tiene las facciones del amo, incluso que es un retrato de una de los empresarios de la competencia al que se pretendía ridiculizar.
No obstante lo anterior, según testimonio directo de la familia, Vicenç Bosch simplemente había encargado a un ilustrador toda una serie de imágenes de animales para las etiquetas, para hacer más reconocible su producto. Finalmente escogió un mono para el anís, un toro para el ron llamado Jamaica, un centauro para el coñac, y un par de pollos para la ginebra.
La botella también tiene una historia curiosa. En un viaje a París, Vicenç Bosch compró a un perfumista de la Plaza Vendome un frasco de perfume para su mujer. Al regresara a Badalona pensó que podría utilizarlo para su anís, pero en lugar de cuadrado, realizó un diseño cilíndrico y mantuvo el peculiar gravado romboidal del vidrio.
“Mi producto, dijo Bosch, será también de gran calidad, pero con una única diferencia: en vez de perfumar exteriormente, mi anís lo hará interiormente”.
El carácter culto y emprendedor de Vicenç Bosch le llevó a organizar un concurso de carteles que ganó Ramón Casas con cuatro propuestas, el famoso cartel “La Manola” y otros con motivos de mujer, mono y botella. También Picasso pintón en el año 1903 el cuadro “Bodegón Anís del Mono” y doce años después, dos cuadros más: “Botella de Anís del Mono”copa y naipe” y “Botella de Anís del Mono, confitera y pipa”. Su amigo y también pintor cubista Juan Gris también inmortalizó la curiosa botella. LO mismo hizo el mexicano Diego Ribera. Años más tarde, en 1956, fue el pintor surrealista Salvador Dalí quien la incluyó en “Naturaleza muerta viva”.
A partir de Anís del Mono, los animales se convirtieron en un motivo recurrente para las marcas de anís: Anís del Topo, Anís del Orangután, Anís Dorado del Pavo, Anís Linces, Anís del Lorito, Anís Cebras, Anís Leones,…. Pero algún competidor decidió ir más allá. En Arenys de Munt (Barcelona), el Anís del Tigre se presentó con una etiqueta sorprendente: un tigre de Bengala devorando a un mono.
Quizás fuera una forma gráfica de expresar las intenciones de la nueva marca.
En 1974 la marca fue comprada por Osborne , que sigue produciendo unos seis millones de botellas al año.
Referencia: “Made in Spain”-Juli Capella- Editorial Electa 2009
0 comentarios