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FRANZ

Las reglas de la propaganda política

Las reglas de la propaganda política

La propaganda es un intento de influenciar la opinión y la conducta de la sociedad de tal forma que las personas adopten una opinión y una conducta determinadas. Es tal la importancia de la propaganda que es conveniente conocer sus técnicas para neutralizar lo máximo posible  su influencia en el momento de tomar una decisión.

 

Existen dos grandes escuelas de propaganda política, nacidas las dos en la primera mitad del siglo veinte: las concebidas por dos genios en la materia, Lenin y Hitler.

Hoy estamos más cerca de la propaganda de Hitler, conceptualizada en su libro Mein Kampf –Mi Lucha, escrito en 1924– y desarrollada por Joseph Goebbels (1897-1945), hombre que Adolf Hitler puso a cargo del Ministerio de Propaganda del Tercer Reich y cuya obra se estudia en su Diario.

 

Los principios de la propaganda que Goebbels puso en práctica, se resumen en los siguientes puntos:

 

 

1. Los propagandistas deben tener acceso a la información sobre los acontecimientos y sobre la opinión pública.

 

 

2. La propaganda debe ser planificada y ejecutada por una autoridad única.

 

a. Debe transmitir todas las directivas de la propaganda.

 

b. Debe explicar las directivas de propaganda a los oficiales importantes y mantener su moral.

 

c. Es preciso supervisar las actividades de otros organismos que también tengan consecuencias propagandísticas.

 

 

3. Las consecuencias en términos propagandísticos de una acción han de ser tenidas en cuenta a la hora de planificar dicha acción.

 

 

4. La propaganda debe afectar a la política/táctica y las acciones del enemigo.

 

a. Suprimiendo material deseable en términos propagandísticos que pueda proporcionar al enemigo información útil.

 

b. Difundiendo abiertamente propaganda cuyo tono o contenido haga que el enemigo saque las conclusiones deseadas.

 

c. Provocando que el enemigo revele información vital acerca de sí mismo.

 

d. Evitando hacer referencia a una actividad deseada cuando cualquier referencia pudiera desacreditar dicha actividad.

 

 

5. La información desclasificada y operativa debe estar disponible para crear una campaña de propaganda.

 

 

6. Para ser percibida, la propaganda debe despertar el interés de una audiencia y debe ser transmitida a través de un medio de comunicación que consiga llamar la atención de esta.

 

 

7. La credibilidad de por si sola debe determinar si la propaganda puesta en circulación debería ser verdadera o falsa.

 

 

8. La finalidad, el contenido y la eficacia de la propaganda enemiga; la fuerza y los efectos de su revelación; y la naturaleza de las actuales campañas de propaganda determinaran si la propaganda enemiga debe ser ignorada o refutada.

 

 

9. La credibilidad, la información y los posibles efectos del mensaje determinaran si el material propagandístico debe ser censurado.

 

 

10. El material proveniente de la propaganda enemiga puede ser utilizado cuando ayude a desprestigiar al enemigo o apoye al objetivo propagandístico propio.

 

 

11. La propaganda negra (*) mejor que la blanca puede ser utilizada cuando esta ultima sea menos creíble o produzca efectos indeseables.

 

 

12. La propaganda podría ser facilitada por los líderes con prestigio.

 

 

13. La propaganda debe ser cuidadosamente planificada en el tiempo.

 

a. El mensaje debe llegar a la audiencia antes que la propaganda de la competencia.

 

b. Una campaña de propaganda debe comenzar en el momento adecuado.

 

c. Un tema de propaganda debe ser repetido constantemente, pero no más allá del punto en que disminuye su eficacia.

 

 

14. La propaganda debe etiquetar a los acontecimientos y a las personas con lemas o frases distintivas/características. Estas frases:

 

a. Deben provocar las respuestas deseadas que la audiencia previamente posee [explotar los deseos, ideas y sentimientos de la audiencia que convengan al propagandista].

 

b. Deben poder aprenderse con facilidad [ser fácilmente recordables].

 

c. Deben ser utilizadas una y otra vez, pero solo en las situaciones adecuadas.

 

d. Deben ser a prueba del efecto boomerang [tal que no puedan volverse en contra].

 

 

15. La propaganda en el frente de ámbito nacional (**) debe evitar despertar falsas esperanzas que puedan ser defraudadas por eventos futuros.

 

 

16. La propaganda en el frente de ámbito nacional debe crear el nivel óptimo de ansiedad.

 

a. La propaganda debe reforzar la ansiedad relativa a las consecuencias de la derrota.

 

b. La propaganda debe reducir la ansiedad (excepto la relativa a las consecuencias de la derrota) que sea demasiado alta y que no pueda ser disminuida por las propias personas.

 

 

17. La propaganda en el frente de ámbito nacional debe disminuir el impacto de la frustración.

 

a. Las frustraciones inevitables deben ser anticipadas.

 

b. Las frustraciones inevitables deben ser puestas en perspectiva.

 

 

18. La propaganda debe facilitar el camino de la agresión, especificando los objetivos para el odio.

 

 

19. La propaganda no puede afectar de inmediato a las tendencias en contra muy fuertes; en lugar de ello, deberá ofrecer algún tipo de acción o distracción, o ambas [Goebbels lo expreso claramente así: «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan»].

 

 

Notas:

 

(*) La propaganda negra es material falso cuya fuente ha sido encubierta: aparenta ser de uno de los bandos en conflicto cuando en realidad es del bando opuesto. Se utiliza para distorsionar el mensaje del enemigo.

 

(**) El frente de ámbito nacional es la masa popular de un país en guerra que apoya activamente a los militares.

 

 

Relacionando y actualizando la propaganda que dirigía Goebbels, con las situaciones vividas aquí y ahora, los mecanismos básicos de la propaganda política los podemos resumir en 11 grandes reglas:


1. Regla de la simplificación y del enemigo único.

 

La simplificación es la adopción de una sola idea-eje, o de un solo símbolo. En eso sí que estamos de acuerdo los publicitarios.

Una de las formas de simplificar te lleva a la «individualización del adversario»: los humanos preferimos enfrentarnos a personas visibles. En consecuencia, se trata de persuadirnos de que nuestro verdadero enemigo no es tal o cual partido si no tales o cuales personalidades del partido.


2. Regla del método de contagio.

 

Reunir a diversos adversarios en una sola categoría o en un solo individuo... para extender la convicción de que «están todos en el mismo saco».

3. Regla de la transposición.

 

Es una táctica de extraordinaria eficacia psicológica y política.

Es el arte del farol llevado al límite y consiste en cargar sobre el adversario tus propios errores y defectos.
Seguramente es una de las cosas que te llaman más la atención al leer las noticias y escuchar declaraciones en momentos en que el Gobierno ha cometido alguna equivocación evidente: te sorprenden —y te preguntas cómo pueden tener tanto atrevimiento— atacando en vez de atender a la lógica de la defensa, e incluso del reconocimiento del error o de la asunción de responsabilidades. Bueno, pues ahí lo tienes: lo hacen porque saben que funciona y, en el fondo, tú has visto que sí, que les funciona.

Y le funcionaba a Goebbels: «Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que les distraigan».

4. Regla de la exageración y desfiguración.

 

Una frase al azar de un político de otro partido, un síntoma sin comprobar, es convertida sin embargo en pruebas
amenazadoras.

Ahí está, por ejemplo, la hábil utilización de citas separadas de su contexto.

5. Regla de la vulgarización.

 

Lo escribió Hitler en Mein Kampf: «Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a quienes se desea vaya dirigida.

 

Así pues, es necesario que el nivel de lo transmitido sea tanto menor cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar. La capacidad receptiva de las multitudes es limitada y su comprensión escasa; por otra parte tiene una gran facilidad para el olvido».

6. Regla de la orquestación.

 

Deben repetirse infatigablemente los temas principales. Y, dado que la repetición pura y simple genera rápidamente el cansancio, hay que mantener el tema central pero presentándolo desde aspectos variados.

Como dijo Goebbels, «la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde distintos ángulos pero siempre confluyendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas».

Ahí viene también a cuento esa frase tan conocida del propio Goebbels: «Si una mentira se repite las suficientes veces, acaba convirtiéndose en la verdad».

7. Regla de la renovación.

 

Viene a ser una consecuencia de la regla anterior: hay que sacar continuamente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda, el público esté ya alejado.

Las respuestas sucesivas del competidor no consiguen alcanzar el flujo creciente de acusaciones.

8. Regla de la verosimilitud.

 

Consiste en estructurar la creación de argumentaciones lanzando globos sonda a través de procedencias y de medios distintos, para poder remitirse a ellos citando esas fuentes manipuladas con el objeto de hacer verosímiles las argumentaciones.


9. Regla de la silenciación.

 

A veces hay temas propagandísticos que hay que abandonar porque están en clara contradicción con la realidad de los hechos que se van sucediendo. En estos casos la propaganda no reconoce su error. Se calla sobre aquellos puntos en los que se está débil.
Las noticias que favorecen al adversario se disimulan.

10. Regla de la transfusión.

 

El propagandista eficiente no cree que se pueda hacer la propaganda a partir de cero e imponer a las masas no importa qué idea en no importa qué momento.

«Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un substrato preexistente, sea una mitología nacional  o de un complejo de odios y de prejuicios tradicionales».


11. Regla de la unanimidad.

 

Buena parte de las opiniones públicas no son más que una suma de conformismos y no se sostienen más que por la impresión que tiene el individuo de que su opinión es la opinión general, unánimemente profesada a su alrededor.

Por lo tanto, la propaganda puede actuar reforzando esa sensación de unanimidad o creándola artificialmente.

 

Este es un mecanismo básico de la propaganda. Algunas manifestaciones de masas, y desfiles de partidos, y de organizaciones o ideologías tienen por objeto crear la impresión de unanimidad. Ese es también el rol que se trata de interpretar con el recurso a testimonios de artistas, escritores, deportistas, etcétera, utilizados como personalidades piloto.

Referencia:” Wikipedia”/http://www.pragmapublicitat.com / http://www.psywarrior.com/Goebbels.html 

/http://bocc.ubi.pt/pag/rodero-emma-propaganda-nazismo.pdf

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