Blogia
FRANZ

Las monjitas y la cerveza

Las monjitas y la cerveza

El siguiente artículo va a ser pero que muy agradecido por los bebedores de  cerveza.


Se trata de un curioso estudio sobre la beneficiosa acción del lúpulo de la cerveza sobre la salud humana, realizado por la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca) y de la Universidad de Valencia , patrocinado por el  Centro de Información Cerveza y Salud.


Lo divertido del asunto es que como cobayas para  el estudio, han sido utilizados los inmaculados cuerpos de cincuenta  monjitas de clausura, asegurando sor Almerinda Álvarez al diario El País: " Nosotras nos prestamos a hacer ese bien a la humanidad ".


Además, el experimento hasta tuvo sin quererlo su toque místico, al combinar tres ingredientes morales: el pecado (aquí representado por el alcohol), la virtud (la vocación religiosa) y la frugalidad y la templanza (la clausura). Lo primero que llama la atención, claro, es que el estudio ha sido patrocinado por el Centro de Información Cerveza y Salud, es decir, por una corporación dedicada exclusivamente a divulgar las excelencias de esta rica bebida y que, supongo, eludiría la exposición de resultados adversos.

El experimento se inició hace cuatro años, y se realizó sobre 50 monjas de los conventos cistercienses San Miguel de Dueñas, Santa María de Carrizo y Santa María La Real de León, introduciendo 500 milígramos de cerveza sin alcohol como suplemento en la dieta de las monjas de clausura, un grupo «con una dieta homogénea y un estilo de vida ordenado», explicó la doctora Victoria Valls, una de las autoras de la investigación. Sin embargo, con posterioridad, el estudio también se ha desarrollado con cerveza con alcohol y ha demostrado que los beneficios antioxidantes son los mismos en la bebida con o sin alcohol, ya que su aporte saludable reside en el lúpulo, un ingrediente fundamental en las dos, y no en el alcohol.


Tras su medio litro de cerveza sin alcohol durante 45 días, las 50 monjitas estuvieron seis meses sin probar la bebida, tras lo cual tomaron 400 miligramos de lúpulo durante 40 días. Dice el estudio que con la dieta cervecera se comprobó una reducción de un 6% total del colesterol entre aquellas que lo tenían alto, como por ejemplo sor María Jesús, madre priora del Monasterio Cisterciense de San Miguel de las Dueñas, que en entrevista a TVE dice:  “Cuando me miraron el colesterol resulta que ponía casi trescientos no sé cuantos más y en ese momento vino la cerveza y bajé a 210”, y parece que habiéndole cogido el gusto a la bebida añade:  " La verdad te digo, si la necesitara para bajar el colesterol o lo que fuera la seguiría tomando, pero así por tomarla no, porque no me gusta".


El estudio concluye afirmando que la cerveza, con o sin alcohol, negra o rubia,  tomada moderadamente, disminuye los niveles de colesterol y los riesgos cardiovasculares y ayuda al metabolismo oxidativo, lo que permite disfrutar de un envejecimiento más saludable.


Siguiendo el mismo camino,  la Universidad de Granada apoyó la exposición de otro estudio sobre la cerveza, promovido, como no, por la Asociación de Cerveceros Españoles, pero sustituyendo a las monjas por deportistas, aunque con conclusiones similares.

 

Mezclando ambos estudios obtendríamos una sugerente conclusión: La persona ideal sería una monja veterana, como la de la imagen, que corre a diario por el atrio de un convento cisterciense y que bebe cerveza con mesura.


 

Referencias “El País” / “Diario de Sevilla”—Alejandro V. García.

0 comentarios