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FRANZ

La bala de plata

La bala de plata

Cuenta la historia, que el famoso combinado “dry martini” data de finales de siglo XIX o principios del XX . Unos lo ubican en San Francisco, otros en Nueva York y otros en Venecia, aunque parece ser que la versión que más adeptos tiene, es la que se refiere a que en el año 1910 en el hotel neoyorquino Knickerbrocker, un barman apellidado Martini ideó la mezcla para ofrecer un producto seco como aperitivo a sus clientes. Esto no hace más que confirmar que la palabra Martini no se refiere al famoso vermú italiano y que se puede realizar el cocktail con otros aperitivos secos como el Noilly Prat.

 

El hacer un "dry martini" es una ciencia que supera el ámbito de los barmans, y  ha sido objeto de múltiples polémicas entre los aficionados a dicho cóctel  (y que muchos  denominan la bala de plata por su alto contenido alcohólico capaz de perforar a cualquiera y su aspecto plateado transparente) , y  si no fuera por el gran problema de la proporción en que deben mezclarse las bebidas, sería  en teoría una de las más sencillas combinaciones de bebidas alcohólicas, ya que contiene sólo dos ingredientes: ginebra y vermú blanco seco, reunidos en el vaso mezclador con hielo picado.

 

Para el escritor Ernest Hemingway, gran escritor y gran borracho, debía contener 1 parte de vermú por cada 15 de ginebra. Richard Nixon,  gran mentiroso y gran borracho, lo prefería con una parte de vermú por cada 7 de ginebra.

 

El gran director de cine Luis Buñuel, gran surrealista y gran borracho, que hasta el último día de su vida se regaló con un  “dry martini especial” a las siete de la tarde, aseguraba que la fórmula adecuada para hacerlo consistía en poner juntas las botellas de ambas bebidas y dejar que las atravesara un rayo de sol para que el vermú le comunicara su “espíritu” a la ginebra, que debía mezclarse por sí sola con el hielo picado.

 

Casi de la misma opinión era  Winston Churchill, gran político y gran borracho, que afirmaba que  si dejábamos una botella de vermú seco mirando a la copa de ginebra mientras la preparamos, optimizaríamos el resultado.

 

Hay discrepancias con la piel de limón que algunos añaden para “perfumar la ginebra; tampoco hay acuerdo con la oliva o con las dos olivas, que algunos dicen no tiene más sentido que el  metafórico de “la bala de plata”, y para finalizar, aquello de “ agitado no removido” que dijo el agente 007 James Bond “ y que pone los pelos de punta a los "martinilógos”, que sostienen que de esta manera lo único , y malo, que se consigue, es aguar la bebida y enturbiarla.

 

Referencia: “Agenda gastronómica 2006”

 

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