EL LADO OCULTO DE CARY GRANT
Las confusiones sobre la identidad sexual del actor Cary Grant empezaron nada más nacer. Durante sus primeros años de vida, su madre se empeñó en vestirle siempre con ropa de niña (por lo visto, durante el embarazo la señora estaba tan ilusionada con tener un bebé del sexo femenino, que no dejó que la realidad le estropeara sus ilusiones).
Cuando sólo tenía diecisiete años y vivía en un cochambroso edificio en Nueva Cork, sus dos compañeros de piso eran Jack Nelly, un diseñador de vestuario abiertamente homosexual, y Charlie Sprangels, la estrella de un popular club nocturno frecuentado por gays y especializado en espectáculos de travestismo. Los tres se dejaban ver juntos a menudo por locales de ambiente de la ciudad.
Muchos años más tarde se supo que a Cary Grant le gustaba llevar ropa interior de mujer, porque decía que las bragas eran más cómodas (y más suaves) que los calzoncillos.
En el rodaje en España de “Orgullo y pasión” (1957), el bueno de Grant demostró tener gustos de amplio espectro, lanzándole los tejos tanto a Sofía Loren…como a un jovencísimo Carlos Larrañaga, que en la película encarnaba a un joven e idealista guerrillero a las órdenes de Cary Grant. No se sabe qué órdenes le dio, pero seguro que no le obedeció todas.
Cary Grant se casó cinco veces y tuvo una hija, pero sus biografías más recientes afirman que el actor se relacionaba con mujeres sólo para ocultar que, en realidad,¡le atraían más los hombres!
Lo cierto es que Cary Grant era bisexual, y no es cierto el rumor de que era amante del rudo vaquero Randolph Scott, casado dos veces y con dos hijos, y claramente interesado por las mujeres, con quien convivía largas temporadas en los momentos en que ambos se encontraban compuestos y sin novia.
En nada les ayudó, más bien al contrario, aquellas conocidas fotos de ambos en traje de baño, al borde de una piscina, que la Paramount preparó para dar una imagen de amistad viril entre ambos actores.
Sorprendentemente, cuando Scott murió, tras más de cuarenta años de casado con su segunda esposa, su hijo mayor, harto de oír los rumores sobre su padre, incluso confesó que cuando tuvieron que practicarle un análisis rectal al ya anciano Randolph Scott, detectaron que allí no había rastro de que hubiera mantenido relaciones homosexuales.
Referencia: “Curiosidades, gazapos y anécdotas de Hollywood” – Eduardo Llorente y David Erauskin.
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