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FRANZ

EL GRILLOTERMÓMETRO

EL GRILLOTERMÓMETRO

Si tenéis la suerte o la desgracia de escuchar habitualmente el canto de los grillos, debéis saber que se puede deducir la temperatura exterior sin más que disponer de un reloj y escuchar los chirridos del bichito. Y la cosa va como sigue:

 

Todos los animales de sangre fría llevan a cabo sus funciones a mayor velocidad cuando la temperatura del entorno es elevada. Comparad, por ejemplo, las velocidades con que las hormigas cuando hace calor y cuando hace frío. Los grillos no son una excepción. “Chirrían” con una frecuencia directamente proporcional a la temperatura ambiental. Para entender su mensaje necesitamos conocer la fórmula que lo descifra.

 

No se trata tanto de un fenómeno biológico sino de un fenómeno de naturaleza química. Todos los organismos responden al dictado de muchas reacciones químicas, y las reacciones químicas por lo general se llevan a cabo más rápidamente a temperaturas más altas. Ello se debe a que los compuestos químicos no pueden reaccionar unos con otros a menos que entren en contacto, o sea, a menos a menos que las moléculas choquen entre sí. Cuanto más elevada sea la temperatura del entorno, mayor será el movimiento de las moléculas y, en consecuencia más rápidamente colisionarán e iniciarán la reacción. A título orientativo, los químicos suelen decir que la velocidad de una reacción química se dobla por cada ascenso de 10 ºC en su temperatura.

 

Afortunadamente, los animales de sangre caliente como nosotros mantienen una temperatura constante y, en consecuencia, mantienen una vida química asimismo constante. Los grillos, no obstante, “chirrían” o cantan a más velocidad cuando su temperatura aumenta.

 

Teniendo en cuenta lo anterior es fácil deducir la temperatura en función del canto de un grillo. Sólo hace falta un reloj/cronómetro y contar el número de chirridos que produce el animalito en 8 segundos. Si a ese número les sumáis 5, tendréis la temperatura en grados centígrados que hay donde de está el grillo.

 

Así pues:

 

Temperatura = Número de chirridos en 8 segundos + 5

 

Como casi todo en la vida, el sistema de medir la temperatura escuchando a un grillo presenta sus inconvenientes, porque no hay que olvidar que el bichito retransmite la temperatura sólo allí donde está presente. Así las cosas, a menos que os subáis a la copa de un árbol o os internéis en la hierba, la temperatura que vosotros sentiréis no será la del grillo.

 

 Referencia: “Lo que Einstein no sabía”- Robert L. Wolke

 

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