Blogia
FRANZ

PALOMITAS DE MAIZ

PALOMITAS DE MAIZ

Escribo hoy sobre esa compañera inseparable del cine , para desgracia de muchos y gran negocio de pocos, que es la llamada palomita  de maíz.  Algunos ni tan siquiera se plantean que ir al cine no implica necesariamente adquirir esa tríada criminal formada por entrada de cine, palomitas y Coca-Cola, y por descontado ni se les ocurre pensar que ponen de los nervios a aquellos desgraciados cinéfilos,  que sólo queriendo ver y oír la película y no sonidos ajenos, se ven obligados a convivir con sus ruidos del constante remover de palomitas en los  enormes recipientes, de su masticación y del sorbido de la “chispa de la vida”. Al final del artículo me ocuparé del asunto de las palomitas ( del resto en otra ocasión) desde el punto de vista de salud y económico.

Hay que saber que no todos los granos de maíz estallan al ser sometidos al calor. El grano ha de tener como mínimo un 14 por ciento de contenido de agua, a fin de que, bajo el calor, se expanda y se evapore, provocando la explosión de su núcleo convertido en una masa blanca y esponjosa.

El arte de conseguir la populares palomitas de maíz, cuenta al menos con cinco mil años y lo perfeccionaron los indios americanos, que conocían perfectamente la diferencia entre el maíz dulce (que se consume de inmediato), el maíz destinado a alimento del ganado, y el llamado maíz indio, cuyo contenido de agua provoca la detonación.

Las palomitas de maíz eran un plato nativo de los indios , que han sido  encontradas en tumbas de  culturas preincaicas o en cuevas de Nuevo México, con una antigüedad de 3.600 a. C y constituyeron una novedad para los primeros exploradores del Nuevo Mundo.

Colón y sus hombres compraron collares , sombreros y corpiños de palomitas de maíz a los nativos de las Antillas, y hacia el año 1510, cuando Hernán Cortés invadió el territorio que es hoy Ciudad de México, descubrió que los aztecas llevaban amuletos formados por sartas de palomitas en las ceremonias religiosas.

Los indios idearon tres métodos para preparar las palomitas. Uno consistía en ensartar una mazorca de maíz en un palo y tostada sobre el fuego, recogiendo los granos que se desprendían de ella. También se separaban los granos de la mazorca y después se arrojaban directamente al fuego, los que explotaban se comían. El tercer método era el más complicado. Se calentaba una vasija de arcilla poco profunda, que contenía arena de grano grueso, y cuando la arena alcanzaba una elevada temperatura, se desparramaban sobre ella los granos de maíz, que, una vez cocidos, estallaban en la superficie.

Alrededor del año 1612, los exploradores franceses documentaron que los indios iroqueses hacían explotar maíz en potes de arcilla, utilizando arena ardiente. También informaron que durante una cena iroquesa, se consumía cerveza y sopa hechas a partir de palomitas de maíz. Y también los primeros colonos norteamericanos comían palomitas de maíz en el desayuno, con azúcar y crema.

La cocción de las palomitas se simplificó en la década de 1880 con la aparición de las máquinas especiales, de tipo hogareño y también industrial. En aquellos tiempos, sin embargo, el maíz sólo podía adquirirse en enormes cantidades, y a menudo todavía en mazorcas. El catálogo de Sears, Roebuck del año 1897, por ejemplo, anunciaba un saco de veinticinco libras de maíz indio, en mazorca, por un dólar. El problema de comprar este maíz en gran cantidad consistía en que el almacenamiento secaba excesivamente el grano, privándolo de su esencial contenido acuoso , y no era difícil encontrar granos que no se abrían , que eran conocidos como “viejas solteronas”. Hoy los especialistas saben que si la humedad interior desciende por debajo del 12 por ciento, los granos no se abren o sólo lo hacen parcialmente. 

La primera palomitera eléctrica de América hizo su aparición en el año 1907, en una época en que los aparatos eléctricos eran nuevos, a menudo voluminosos y no siempre seguros. Un anuncio publicado en una revista señala claramente que estas dos desventajas están superadas: “De la infinidad de utensilios eléctricos caseros, la nueva tostadora eléctrica de maíz es el más ligero de todos”, y “los niños pueden tostar palomitas todo el día en la mesa del salón, sin el menor peligro ni daño”.

La aparición de las palomiteras eléctricas y el hecho de que durante la Depresión el maíz tostado representara una buena ayuda para el presupuesto de la alimentación familiar, contribuyeron a la popularidad de este manjar, pero fue en los cinematógrafos donde las palomitas de maíz alcanzaron el nivel de gran negocio. En  el año 1947, las vendían en el 85 por ciento de las salas de espectáculos de todo el país, y cada año se plantaban en el Medio Oeste 120.000 hectáreas de maíz indio.  Tanto era así que en los comienzos del cinematógrafo se llamaba a las salas de exhibición pop-corn saloons, o salones de palomitas de maíz.

También hay que saber, que según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), las palomitas que se venden en los cines son “malas y caras”. Así, muchas contienen hasta un 25% de grasa, un 3% de sal y son diez veces más caras que las de las tiendas. Sobre el precio basta decir, que  100 gramos de palomitas en un cine cuestan un precio medio de 3,29 euros, mientras que las que se venden en una tienda cuestan 0,32. Por ciudades, las más caras son Madrid y Bilbao, y las más baratas Sevilla y La Coruña.

A juicio de la OCU, estas palomitas "no tienen nada que ver con las caseras preparadas con un 2poco de aceite y sal" , y su cuyo consumo está prohibido en las salas de cine, al igual que cualquier comida o bebida, si no ha sido comprada en el  bar del establecimiento.

Existen optimistas que intentan saltarse las reglas establecidas, que no legales, y ya vienen con las provisiones de casa. Lo siguiente es bronca en el cine ( muchos cines ganan más con las palomitas , chucherías y bebidas que con el taquillaje), y verse puestos de mala manera de patitas en la calle. Si os sobra el tiempo, el dinero y las ganas podéis denunciarlos porque es ilegal, y con suerte, dentro de unos años , igual un juez cinéfilo te da la razón.

Referencias: “ Las cosas nuestras de cada día” – Charles Panati / "Historia de las cosas"- Pancracio Celdrán / “Agencia EFE”.

0 comentarios