BOTANICA FUNERARIA
Casi todas las culturas utilizan las ofrendas florales durante las distintas fases que conlleva la muerte, tanto en entierros como en esquelas y recordatorios. Pero no solo algunas flores especiales sirven para ello, también existen árboles, que por su incorruptibildad , fragancia o frutos, están en el mundo occidental simbólicamente ligados a los ritos funerarios.Ejemplos de ello son el cedro, el castaño y el ciprés, ese árbol funerario por excelencia, presente en casi todos los camposantos.
El ciprés, estuvo muy presente en la jardinería de griegos y romanos. Considerado,además ,árbol de simbología funeraria, debido a su verde perenne, siempre vivo, a su madera dura, incorruptible, que desprende un suavísimo y agradable olor, a su gran longevidad y a su majestuosa altura, apuntando al cielo, simbolizaba el elemento de unión entre las almas de los muertos instaladas en el subterráneo inframundo representado en sus raíces, y la morada de los dioses. Dicha simbología ha perdurado a lo largo de la historia, y por ello se encuentra presente en los cementerios de cultura cristiana desde hace más de veinte siglos, como elemento de muerte y resurrección.
También el ciprés ha sido considerado símbolo de hospitalidad. En la antigüedad se plantaban a la puerta de una vivienda dos cipreses para indicar a los viajeros que la hospitalidad de la casa les ofrecía comida y cama durante unos días. Así ocurría por ejemplo en algunas masías catalanas, a cuya entrada un alto y fuerte ciprés, indicaba desde lejos al viajero que allí podía encontrar hospitalidad y refugio.
Y ahora para disfrute de todos aquellos lectores con sensibilidad, nada mejor que el poema que Gerardo Diego dedicó al ciprés de monasterio de Santo Domingo de Silos, que véis en la imagen, conocido como El ciprés de Silos.
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Es de justicia añadir, que pese a su fuente componente necrófilo, el ciprés es uno de los árboles más salutíferos, que se conocen, gracias a la importante cantidad de taninos que componen sus frutos, sobre todo antes de alcanzar su completa madurez. Dicho tanino le confiere una poderosa acción astringente y vasoconstrictora que se utiliza tanto por vía interna como externa, para tratar con eficacia problemas como las hemorroides, las varices, las hemorragias uterinas, la diarrea y la incontinencia urinaria (nocturna) de los niños. Su contenido en esencia y otros principios hace que pueda emplearse como diurético, suavemente febrífugo, sedativo de la tos, calmante bronquial y expectorante.
Referencia: "Historia de las hierbas mágicas y medicinales" - Mar Rey Bueno/ "La leyenda de las plantas"- Carlos Mendoza.
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