BLADE RUNNER ( I )
Estamos en la Tierra, después de la guerra atómica, extinguidos los animales y sustituidos por copias. La ingeniería genética permite la construcción de robots o réplicas de seres humanos para el trabajo en las minas de las colonias planetarias. Hay replicantes que se rebelan, huyen del espacio exterior, buscan a sus creadores en la Tierra para pedirles que alarguen su programa de vida, como quien reza por su salud. Un cuerpo especializado de policía los persigue, localiza y liquida en el acto. A esto no se le llama ejecución, sino jubilación o retiro.
La historia corresponde a la novela de 1968 ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? escrita por Philip K. Dick . Mientras el marido, policía, se va a su trabajo de matón honrado, la esposa, en casa, se programa una depresión de seis horas en el órgano Penfield de estados de ánimo. Dick imaginaba Los Ángeles en 1992: monstruosos edificios de apartamentos roídos por el polvo atómico. Blade Runner, la película de Ridley Scott, de 1982, , nos lleva a Los Ángeles del año 2019, universo mojado y nocturno, asiatizado, de chinos y egipcios fabricantes de ojos y serpientes y tallarines, entre llamaradas y humaredas, oscuridad, lluvia infinita y anuncios luminosos de refrescos y aparatos electrónicos de 1982. Esta negrura incandescente es el bosque para la cacería de robots. La tecnología es otra máscara de la barbarie.
Ridley Scott, autor de Alien (1979), se especializaba en plagas e infecciones en espacios claustrofóbicos: la astronave de mercancías Nostromo, con sus fluidos que penetran en el organismo e inoculan un alien, o Los Ángeles de Blade Runner, obra maestra, inaugural, que, en sí misma, parece impura, contaminada de géneros diversos, fusión infecciosa de novela negra, ciencia-ficción, terror, tebeos, imaginería de la industria religiosa y de la industria musical pop. El vestuario y los personajes salieron del dibujante Moebius, que ya había colaborado en Alien.. El cine, que se había alimentado de la novela, se alimentaba de tebeos y cine, más que de la fábula de Philip K. Dick. La industria de la imagen podía vivir de sí misma, según demostraba Blade Runner, con su combinación nunca vista de clichés vistos muchas veces.
El futuro de Blade Runner es anacrónico: ventiladores de aspas y ordenadores gobernados por la voz humana, detectives fumadores y bebedores, policías sudorosos bajo la misma gorra de hace 50 años y en coches patrulla voladores. El carácter del cazador de robots, verdugo soltero en la película, está en su gabardina, la cara cortada, los dedos rotos en la pelea, en los labios que dejan sangre en la copa de aguardiente. Es un hombre de silencio violento y palabra cáustica de cine negro de los años cuarenta; 2019, año posatómico, es vigilado por reflectores y haces de luz de la Segunda Guerra Mundial. Todo se amalgama y se enturbia de todo, como lo humano y lo artificial, lo orgánico y lo inorgánico.
La realidad de 2007 quizá imite la irrealidad de 2019 filmada por Ridley Scott, los bloques de viviendas en el extrarradio, sacralizados en Blade Runner como templos orientales, o sólo convertidos en ruina, futuro en ruinas, es decir, artístico. Altavoces volantes llaman a emigrar al mundo exterior. Existen individuos que se amotinan en el trabajo, se dan a la fuga, secuestran una astronave. Sienten un ansia irrefrenable de libertad. Tienen sentimientos humanos. Como cualquier humano, ni siquiera aceptarían que son máquinas. Tienen un implante de memoria: recuerdan unos padres, amigos de la infancia, un perro. Y, aunque no se acuerden de nada, la vida les parece una cosa agradable. Conocen el dolor de tener miedo, sangran, quieren vivir, lloran porque se mueren. Son replicantes perfectos, si es que todos los humanos de Blade Runner no son humanoides que todavía no han pasado la prueba Voight-Kampff. Conocen, incluso, la crueldad humana, el instinto de venganza y de supervivencia ,y son los únicos que lloran en un mundo en el que tener sentimientos ha resultado un crimen. Casi como ahora.
Ridley Scott nunca había contemplado los neones de Tokio pero muchos pensaron que se inspiró en ellos para crear los escenarios de Blade Runner. "¡Salió de mi cabeza!", se indignó el director británico que consiguió convertir el rodaje del la película . Parte del equipo se refería a la película como Blood Runner (Corredor sangriento). Incluso Harrison Ford, su protagonista, se sintió abandonado por él. Para colmo, Harrison Ford y Sean Young se llevaban fatal en el rodaje.
Al plató de su primer filme en Estados Unidos Scott llevaba una foto de Nighthawks, de Edward Hopper, para mostrarles la atmósfera que quería plasmar. Y, pese al éxito de Alien, no fue fácil conseguir financiación después de que Filmways Pictures se retirara del proyecto, cuyo presupuesto inicial de 9,7 millones de euros se incrementó hasta los 14,8. Ladd Company y Run Run Shaw se arriesgaron y Tandem Productions terminó poniendo el resto.
Androide, Animal, Mecanismo o Días peligrosos se barajaron como posibles títulos, y el vencedor, Blade Runner, tomó tomo su nombre prestado de una novela francesa de ciencia ficción escrita por Alan E. Nourse.
La posibilidad de adaptar al cine la novela de Philip K. Dick, fue una ocurrencia del guionista Hampton Fancher que se remonta al año 1975. Hasta entonces Hampton había trabajado únicamente en el cine como actor, pero su aspiración era escribir y dirigir una película. los derechos de la novela de Dick estaban en manos de la compañía "Herb Jaffe Associates", por lo que Hampton tuvo que esperar hasta 1978 cuando los derechos volvieron al propio Dick, para comprarle los mismos y poder adaptar la novela.
Más tarde, otras dos obras de Dick, Podemos recordarlo todo por usted y La segunda variedad servirían para realizar los guiones de dos conocidas películas: Desafío total y Asesinos cibernéticos.
(Continuará…)
Referencia: El País - Humanidad en ruinas-Justo Navarro/ Blade Runner-Miguel Ángel Prieto-T&B Editores /http://www.lagrimasdelluvia.com/ http://red.elaleph.com/cine/2005/12/31-blade-runner-y-la-traicion-de-.html /http: //rt000ixz.eresmas.net
0 comentarios