LUNARES
La viruela, enfermedad temible y desfiguradora , asoló Europa durante el siglo XVII. Cada epidemia mataba a millares de personas y dejaba a otras muchas con cicatrices permanentes ocasionadas por las ampollas que producía la enfermedad, y que alteraban las facciones. La mayoría de la población europea ostentaba, en mayor o menor grado, las señales de la viruela.
Los lunares postizos, en forma de estrellas, lunas crecientes y corazones -y de los que se lucía hasta una docena a la vez, consiguieron una popularidad inmensa como medio para desviar la atención de las marcas de viruela.
Estos lunares, de seda o terciopelo negro, se colocaban cerca de los ojos, junto a los labios, en las mejillas, en la frente, en el cuello y en los pechos. Los utilizaban tanto los hombres como las mujeres. Según todos los relatos, el efecto era ciertamente desorientador, y en Francia se les dio el significativo nombre de mouche, que significa “mosca”.
Se utilizaban cajitas con repuestos y se las llevaba a las cenas y los bailes. Estas cajas eran pequeñas y poco profundas, con un diminuto espejo en la tapa, y pueden considerarse como las predecesoras de la moderna polvera.
El uso de los lunares postizos condujo a la creación de un lenguaje silencioso aunque bien claro. Un lunar junto a la boca de una mujer señalaba deseo de flirtear; el lunar en la mejilla derecha anunciaba que la mujer estaba casada, y en la izquierda que estaba prometida; y junto a un ojo pregonaba una pasión incandescente.
En el año 1796, desapareció la causa patológica que dio origen a los lunares postizos. Un médico rural inglés, Edward Jenner, puso a prueba su teoría de la vacuna contra la viruela aplicando su descubrimiento a un niño de ocho años. Tras la inoculación se presentó una forma benigna de la enfermedad, y el chiquillo no tardó en verse aquejado de una leve erupción. Cuando ésta cedió, Jenner le inoculó una nueva dosis de la peligrosa viruela, pero esta vez el paciente no acusó síntoma alguno: había quedado inmunizado.
Al difundirse rápidamente la vacuna en toda Europa, se consiguió extinguir la enfermedad, y los lunares postizos pasaron de ser un artificio para disimular imperfecciones, a convertirse en un requisito de la cosmética. Los lunares pasaron a dibujarse con lápiz, y las lujosas cajitas de lunares postizos a ser utilizadas como polveras.
Y refiriéndose a los lunares, esta vez naturales, dicen que esas manchas oscuras más o menos redondas que adornan algunos cuerpos deben su nombre a su parecido con la forma redonda de la Luna y también a que proceden de la influencia del astro sobre el niño durante el embarazo, que lo ha marcado en algunas partes de su cuerpo con su luz.
Es precisamente esta influencia astral , motivo de que los lunares sean utilizados en una práctica adivinatoria que ya era practicada en Mesopotamia, Egipto y China, y , que como muchas de las artes adivinatorias y prácticas esotéricas, recuperó su interés en el Renacimiento. Dicha adivinación recibe el nombre de metoposcopia
Dicen lo metoscopistas, que los lunares revelan nuestro carácter y nuestro destino, y sostienen que de la misma manera que podemos descifrar los signos inscritos en el cielo o revelados por ciertos fenómenos naturales, podemos también leer como un libro abierto nuestro rostro, nuestro cuerpo, nuestras palmas de las manos o nuestras plantas de los pies, estudiando la situación de los lunares en nuestro cuerpo.
Para los que creen en estas cosas, los significados de los lunares según su localización en el cuerpo , que son distintos para sexo masculino y femenino ( que no escribo porque es más largo que un día sin pan y puede provocar la huida de más de un lector sin suficiente paciencia), los podéis encontrar en , por ejemplo, la dirección de referencia . Si tenéis tiempo y ganas también podéis practicar la metoscopia con lunares ilustres como por ejemplo los de Marylin Monroe, Cindy Carford o Robert de Niro....o con los de vuestro propio cuerpo. Las conclusiones son de lo más curioso.
Así por ejemplo, y según la interpretación indicada en dicha web, el lunar en el seno izquierdo de la picarona de la imagen del principio del artículo indicaría “ gran necesidad de amor, ternura y afecto recíprocos” ; si estuviera en el derecho “ gran sensualidad , tendencia a la pereza o a la dejadez”, y entre los senos “felicidad en la unión , naturaleza expresiva y simpática”. No se yo, no se yo….
Referencias: “Las cosas nuestras de cada día”—Charles Panati/ http://www.uruguaymujer.com/lunares.htm
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