Blogia
FRANZ

EL CUENTO DEL REY VIOLADOR

EL CUENTO DEL REY VIOLADOR

Es sorprendente la cantidad de mentiras y manipulaciones a las que uno está sometido a lo largo de su vida.

Cuando éramos niños, no nos contaron los cuentos originales, sino las versiones “políticamente correctas” que recopilaron/escribieron por ejemplo Jacques Perrault y los hermanos Grimm.  

Así, entre otros cuentos, la historia original de “La bella durmiente del bosque”, es muy distinta a la versión del libro que Jacques Perrault publicó en 1667. 

La primera versión del cuento , hay quien dice que basada en versiones orales francesas y catalanas de los siglos XIV al XVI, fue publicada en Italia, en 1636, por Giambattista Basile en su colección titulada “Pentamerone” y se titulaba “Sol, Luna y Talía”. En “Sol, Luna y Talía”, unos sabios y adivinos advierten a un gran rey, que su hija recién nacida llamada Talía, correría un enorme peligro por culpa de una brizna de lino. Para evitar el peligro, el rey prohibió que en su castillo no entrara ni lino ni cáñamo. Pero un día, cuando Talía ya era una muchacha, viendo hilar a una anciana junto a su ventana , y maravillada por el modo en que bailaba el uso, tomó la rueca en sus manos y empezó a sacar el hilo ; y sucedió , que  una diminuta astilla de cáñamo se le clavó bajo una uña , e inmediatamente cayó muerta al suelo. Después de lo sucedido, el rey sentó a su hija sin vida en una silla de terciopelo, cerró la puerta del palacio y se fue para siempre, intentando borrar así, el recuerdo de su desgracia.   

Algún tiempo después pasó por allí un rey que iba de cacería. Su halcón voló hacia el castillo vacío, entró por una ventana y no volvió a salir. El rey, persiguiendo al halcón, se acercó y recorrió el palacio desierto.  Allí encontró a Talía como sumida en un profundo sueño, sin que nada pudiera despertarla. Su belleza le trastornó  hasta tal extremo, que la viola y se marcha después. Nueve meses más tarde, la durmiente Talía da a luz a dos gemelos, un niño y una niña llamados Sol y Luna. Los pequeños son cuidados por las hadas.

Un día, el niño, hambriento, chupa el dedo de su madre con tal fuerza, que extrae la astilla envenenada, con lo que Talía recupera el conocimiento. Pasan los meses y el rey, recordando su agradable encuentro con la bella durmiente, visita de nuevo el palacio y la encuentra despierta. Le confiesa que él es el padre de los dos pequeños, y el rey y Talía viven un idilio de una semana antes de que él la abandone de nuevo... para volver junto a su esposa, de la que nunca hace mención. 

La esposa del rey se entera de la existencia de los hijos bastardos de su marido, los hace prender y los entrega a su cocinero, con la orden de que degüelle a los dos pequeños y con sus carnes prepare un sabroso guisado. Y cuando su esposo casi ha terminado lo que hay en su plato, ella le anuncia malignamente: “¡Te estás comiendo lo que es tuyo!”. Durante algún tiempo, el noble cree haberse comido a sus hijos pero resulta que el cocinero, hombre de buen corazón, puso a salvo a los pequeños gemelos y los sustituyó por carne de cabra. La enfurecida esposa ordena que Talía, también capturada, sea quemada viva en una hoguera, pero la Bella Durmiente es salvada en el último instante por el padre de sus hijos, que empuja a su esposa a las llamas. Muerta la esposa, el rey se casa con Talía y todos, incluidos Sol y Luna ,viven felices. 

Perrault, que era un cortesano dedicado  a contar historias a los príncipes, se vio en la necesidad de transformar la historia por la cuenta que le traía. Los dos reyes se transforman en un rey y un príncipe: este último evidentemente, en alguien que ni está casado ni tiene hijos; aparece una hada mala y la maldición de los 100 año; desaparece el rey que viola a una doncella mientras ésta está durmiendo, la deja embarazada y la olvida por completo para volver a recordarla tiempo después; y todo queda reducido a un príncipe soltero que casualmente pasaba por allí  y que  despierta a la virgen durmiente con un casto beso de amor. 

Ésta el historia de la “Bella Durmiente”, pero hay otras más, igual de manipuladas: “Caperucita roja”, “Blancanieves”, “Cenicienta”,….  

Referencia: "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" - Bruno Bettelheim

 

0 comentarios