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FRANZ

NI ERAN TRES NI ERA NEGRO

NI ERAN TRES NI ERA NEGRO

Para que no se diga que soy el único blog en el que no se ha escrito en estos días algún artículo relacionado con la parafernalia navideña, ahí va mi pequeña contribución al asunto: Los Reyes Magos. Es una historia más de esos cuentos descabellados a los que tan acostumbrados nos tiene nuestra divertida y sorprendente Historia Sagrada.   

De quienes hoy conocemos como Reyes Magos sólo se habla en el Evangelio de Mateo, que se refiere a unos magos que vinieron a adorar al niño Jesús, pero es tan poco lo que se dice de ellos ,que hubo que inventárselo absolutamente todo: cuantos eran, de donde venían, de qué razan eran, ..... 

Como según fueran la  tradiciones el número de  magos resultaban ser dos, cuatro, seis, doce o sesenta, para aclarar el asunto, hacia el primer cuarto del siglo III el teólogo cristiano Orígenes afirmó taxativamente que los magos habían sido sólo tres , basándose en la simplista prueba de que  a fin de cuentas , en el Evangelio de Mateo no se citaba más que tres presentes: oro, incienso y mirra, y a mago por presente pues  resultaba claro que tres eran . En el siglo IV, de modo progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres. Por algo había que empezar.

Nuestros personajes, al principio, no fueron más que magos , derivado de mogus, vocablo persa que significa astrólogo, que se representaban tocados con el gorro frigio de los sacerdotes astrólogos del dios persa Mitra. Pero como la práctica de la magia estaba prohibida en los textos bíblicos y el concepto de mago alcanzó rápidamente un sentido muy peyorativo, no se consideró edificante que unos sujetos de tan dudosa reputación deambulasen por el portal de Belén.    Entrado ya el siglo III, esta imagen comprometedora fue transformada por el abogado y teólogo cartaginés Quinto Séptimo Florencio Tertuliano (c. 160-220), quien como buen apologeta cristiano consciente de su deber , mediante una burda manipulación de un versículo de los Salmos, transformó a los magos en Reyes de Oriente.

Así pues, gracias a Orígenes y Tertuliano la cristiandad se encontró con tres, ni uno más ni uno menos, reyes, que no magos, aunque hubo que denominarlos Reyes Magos para no contradecir totalmente a Mateo. La nueva imagen requería un cambio simbólico fundamental: los tres reyes magos dejarían de ir tocados con el gorro frigio y capas, que les acreditaba como sacerdotes persas de Mitra, y en su lugar se les colocó sendas coronas reales a la usanza latina. 

Los tres Reyes Magos recibieron los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, y los tres eran de raza blanca, pero ello cambió en el siglo XVI, cuando la Iglesia católica se inventó un  simbolismo inédito, identificando a los tres con los tres hijos de Noé - Sem, Cam y Jafet- que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres razas del mundo y las tres razas que lo poblaban, blanca, asiática y negra, según se creía en esos días. 

De este modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canos, pasó a simbolizar a los herederos de Jafet, eso es, a los europeos, y ofreció al Niño divino el noble oro; Gaspar rubio y lampiño, representaría a los semitas de Asia y su don era el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificaría a los hijos de Cam, los africanos, participando en la adoración universal con su entrega de mirra. 

Con el descubrimiento y comienzo de la cristianización del continente americano surgió un buen problema cuando las autoridades eclesiásticas católicas se plantearon representar a los habitantes de esas nuevas tierras en el cortejo de adoración de los Reyes Magos , pero, dado que ya no podían añadir un cuarto monarca a la comitiva, ni , menos todavía, inventarle otro hijo a Noé, se tomó la razonable decisión de mirar hacia otra parte y dar por zanjado el embrollo.  

Referencia: "Mitos y ritos de la Navidad"- Pepe Rodríguez.

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